La incontinencia urinaria de esfuerzo y el prolapso de los órganos genitales, dos trastornos en cuya aparición tiene una clara influencia la lesión o debilidad de los músculos del suelo pélvico, pueden llegar a afectar de modo negativo a la actividad sexual femenina. Así ha podido comprobarse a partir de estudios como el realizado sobre 305 pacientes de una consulta de ginecología (Knoepp, Journal of Sex Medicine, 2010), que ofreció datos como el que precisa que el 9% de las mujeres con incontinencia de orina refirieron dificultades sexuales frente a solo el 1’3% de las que no padecían incontinencia. El estudio apunta, además, que el 13’9% de las pacientes con prolapso genital evitaba mantener relaciones sexuales frente a tan solo el 1% de las pacientes sin prolapso, y que un 14’9% de las mujeres con patología del suelo pélvico expresaron su temor a la pérdida de orina durante la relación sexual frente al 0’5% de las pacientes sin dicha patología.
Asimismo, un estudio realizado en una amplia población de Estados Unidos (Laumann, Journal of the American Medical Association, 1999) demostró que los problemas sexuales se asocian con un peor estado de salud y un menor grado de bienestar. Los factores psicológicos, sociológicos y de relaciones personales son los que tienen más influencia en la vida sexual, pero es indudable que las enfermedades y las disfunciones crónicas pueden también desempeñar un papel clave en este sentido, y entre ellas son de destacar las disfunciones del suelo pélvico.
Estudios recientes (Bo, World Journal of Urology, 2012) aseguran que los ejercicios de fortalecimiento de la musculatura del suelo pélvico son muy efectivos en el tratamiento tanto de la incontinencia urinaria de esfuerzo como de los primeros grados de prolapso. La rehabilitación, que en cualquier caso debe ser dirigida por expertos profesionales y requiere un seguimiento adecuado, parece producir además notables beneficios en la disfunción sexual, pero faltan estudios que lo corroboren.
Frecuentemente relacionada con los efectos que sobre la zona perineal tienen el embarazo y el parto, la patología de suelo pélvico afecta a entre un 20% y un 50% de la población femenina en algún momento. Ante la importancia de las disfunciones sexuales en este tipo de pacientes, y siguiendo otros estudios publicados (Rivalta, Journal of Sex Medicine, 2010) que aseguran que cuando se mejoran los problemas de incontinencia se produce una mejoría en todos los parámetros de la calidad de vida, incluido el apartado relativo a la sexualidad, cabe concluir que la práctica de ejercicios directamente enfocados al fortalecimiento del suelo pélvico es absolutamente recomendable para la prevención y mejora de sus trastornos y de su posible incidencia en la actividad sexual femenina.
(foto vía Flickr.com)