Seguimiento de control rutinario del embarazo de curso normal con control de constantes vitales, peso, ecografía y monitorización fetal en nuestra consulta en Madrid.
Control de gestaciones múltiples, diabetes gestacional, hipertensión arterial y otras posibles patologías que complican la gestación convirtiéndola en las denominadas de alto riesgo.
Visitas médicas de control del embarazo
La recomendación es realizar aproximadamente una visita cada mes para el correcto control del embarazo.
La primera debe ser en las primeras 8 semanas después de la última regla y, posteriormente, una cada 4 o 5 semanas. En el último mes del embarazo es importante un control cada 2 semanas, o incluso semanal.
Este orden se puede cambiar si hace falta por cualquier razón, realizándose tantas visitas de control del embarazo como sean necesarias en nuestra consulta en Madrid.
Cada visita de control comenzará con una “anamnesis”, que consiste en que el doctor le preguntará acerca de los síntomas que haya notado durante esas semanas del embarazo. Posteriormente usted podrá hacer todas las preguntas que considere oportunas. Se tomará la tensión arterial, control del peso y se realizará una ecografía 3D y/o 4D. Por último, le daremos las indicaciones oportunas para el mes siguiente del embarazo.
En las últimas visitas, dependiendo de la sintomatología, es posible que se le deban realizar tactos o ecografías vaginales, con el fin de conocer el estado del cuello, y hacer una previsión del parto.
Pruebas diagnósticas de control del embarazo
Ecografías de control
En nuestra consulta ginecológica y de obstetricia en Madrid realizaremos una ecografía de control del embarazo cada mes. De ellas, las más importantes son 3.
La primera, la que se realiza entre las semanas 11 y 13 de embarazo. En ella se mide la sonoluscencia nucal, que ayuda a valorar el riesgo de que el embrión padezca una enfermedad cromosómica, fundamentalmente síndrome de Down.
Hay que entender que no es una prueba definitiva, es decir, que si sale normal no excluye de forma absoluta la existencia de un síndrome de Down, y si sale alterada no indica con absoluta certeza que el feto padezca dicha enfermedad.
La segunda, la de las 20 semanas. En ella ya se pueden controlar y estudiar muchos órganos del feto, y nos ayuda a diagnosticar un gran número de enfermedades congénitas. Por desgracia, tampoco podemos descartar todas las patologías, algunas porque se expresan más tarde, otras porque no llegan nunca a dar imágenes alteradas en la ecografía, y otras porque son muy difíciles de interpretar en estos controles del embarazo. Aunque cada día tenemos más capacidad de diagnóstico, y son pocas las alteraciones que pasan desapercibidas.
La tercera, la del tercer trimestre, entre las semanas 32 y 34. En ella valoraremos si el crecimiento fetal es adecuado.
Análisis de control
Como es lógico, el doctor Ramón Usandizaga irá decidiendo los análisis oportunos dependiendo de cómo transcurra el embarazo.
En los casos en los que no haya alteraciones, rutinariamente solicitaremos 3 estudios analíticos de sangre y orina, dentro del control del embarazo, uno por cada trimestre del mismo.
En el primer trimestre el análisis de sangre valora si existe anemia, el grupo y Rh, si existe protección (anticuerpos) frente a determinadas infecciones que pueden contagiarse al feto o al recién nacido y que son la sífilis, la rubéola, la toxoplasmosis, las hepatitis B y C, el citomegalovirus y el virus de la inmunodeficiencia humana. También se estudian las hormonas tiroideas y la vitamina D.
El análisis de orina detecta varias alteraciones. Por una parte, las infecciones de orina, algunas de las cuales son asintomáticas y si no se tratan pueden ocasionar infecciones en el riñón. Por otra parte, si hay glucosa o proteínas en orina, que nos orientan hacia la posibilidad de que se produzcan enfermedades importantes, como diabetes e hipertensión.
En el segundo trimestre, entre las 24 y 28 semanas del embarazo, el análisis de sangre estudia si existe anemia, y en el caso de que no hubiera anticuerpos contra la toxoplasmosis en el primer trimestre, se vuelven a medir. Además, se realiza la prueba de O’Sullivan para el diagnóstico de la diabetes gestacional. En ella usted debe tomar una papilla con cierta cantidad de azúcar, y se mide la glucosa en sangre al cabo de una hora.
En el control del tercer trimestre del embarazo, además de valorar la anemia y volver a detectar anticuerpos contra la toxoplasmosis, se solicitan pruebas de coagulación, que tendrán interés de cara al parto, fundamentalmente si desea utilizar analgesia epidural. También pediremos un cultivo de vagina y recto, con el fin de detectar si es portadora de un germen llamado Streptococo-Agalactiae, que podría infectar al recién nacido durante del parto. En caso de que lo sea, será necesario administrarle un antibiótico durante el período de dilatación.
Aquellas pacientes que lo deseen, pueden realizarse pruebas de diagnóstico prenatal, para saber si existen alteraciones genéticas en el feto. La más clásica es la prueba del triple Screening. Esta prueba sirve para conocer el índice de riesgo de que el feto padezca una cromosomopatía, es decir que tenga alterado el número de cromosomas. Consiste en obtener una muestra de sangre de la madre para medir unas hormonas específicas del embarazo. El momento idóneo es cerca de la ecografía de las 11-13 semanas.
De ese modo, un programa informático junta los datos de la edad de la madre, la medida del embrión, la medida de la sonoluscencia nucal y las cifras de las hormonas, y obtiene el índice de riesgo de que el embrión presente una cromosomopatía.
Si el riesgo se considera alto, se recomienda realizar una amniocentesis, que es la prueba diagnóstica definitiva de certeza. Si el riesgo se considera bajo, aunque no se puede descartar de forma absoluta la existencia de dicha alteración, la consideración de las sociedades científicas es que no compensa realizar técnicas de diagnóstico que comportan un riesgo.
Una prueba que ha mejorado su eficacia en los últimos años es el estudio de DNA del feto en una muestra de sangre de la madre. Su sensibilidad para realizar diagnósticos de alteraciones genéticas es muy elevada, y se ha convertido en una ayuda importante para el diagnóstico prenatal hoy en día.
Pruebas invasoras del embarazo
En algunas ocasiones, para llegar a un diagnóstico certero, es preciso realizar pruebas que invaden el espacio del feto, y que por ello entrañan cierto riesgo. Se trata de la biopsia corial, la amniocentesis y la funiculocentesis.
La más utilizada es la amniocentesis que consiste en pinchar el abdomen de la madre con una aguja, atravesar la pared del útero y llegar a su interior, para extraer líquido amniótico. En el líquido amniótico existen células del feto, que se pueden cultivar para que crezcan y de ese modo estudiar su cariotipo, es decir si existen o no alteraciones cromosómicas.
Es una prueba que conlleva un riesgo del 1% de pérdidas de embarazo, por lo que sólo se realiza en determinadas condiciones, y siempre que la paciente lo solicite. Se efectúa si hay antecedentes personales o familiares de cromosomopatía, si se detectan alteraciones fetales en la ecografía, o si el índice de riesgo obtenido por el triple screening es elevado (> 1/250).
Recuerde que puede pedir cita en nuestra consulta ginecológica y de obstetricia en Madrid.