Hace unos días leí una noticia muy preocupante. El profesor Kerry Bowman, bioeticista del Centro de Bioética de la Universidad de Toronto, ha advertido sobre el riesgo de que en el futuro aumenten los abortos por razón de sexo. Al parecer ya existen datos de que en determinadas poblaciones de inmigrantes, fundamentalmente asiáticos, y muy especialmente indios, la tasa de nacidos de sexo masculino es mucho mayor que la de nacidos de sexo femenino. Aunque en teoría es ilegal el aborto para seleccionar el sexo, dado lo sencillo que es su diagnóstico, y como en muchos países abortar es una elección libre de la mujer antes de determinadas semanas de gestación, este es un problema que probablemente va a ir en aumento.
Actualmente el diagnóstico del sexo fetal se puede realizar con un análisis de sangre, incluso antes de verlo en la ecografía. Y probablemente en poco tiempo estas técnicas se van a facilitar y extender.
Yo pienso que nos encontramos ante un nuevo dilema ético de difícil resolución, pero que deberíamos exponer con mayor claridad y como mínimo debatir. Eliminar a los fetos de sexo femenino es otra forma más de violencia de género ante la que no podemos quedarnos parados.
(foto via Wikimedia)
