50 aniversario de la inauguración de Maternidad de La Paz

Este año se cumple el 50 aniversario de la inauguración de la Maternidad de la Paz. Para celebrarlo, el día 21 de noviembre se celebró una reunión con muchos ginecólogos procedentes de una escuela médica de enormes proporciones. Consistió en una Eucaristía y una comida posterior.

Yo tuve el honor de escribir unas palabras en el inicio de la Eucaristía, que fueron las siguientes:

Hoy venimos a dar gracias a Dios porque se ha cumplido el 50 aniversario de nuestra querida Maternidad de la Paz.

Hace medio siglo se levantó esta torre emblemática, que desde su origen forma parte de la fisonomía de Madrid, que hunde sus cimientos en las entrañas de esta ciudad, que ha sido testigo de la enfermedad, del dolor, de la muerte, pero por encima de todo de la esperanza, la ilusión y la vida de varias generaciones de madrileños.

Hace 50 años se abrieron las puertas de un Hospital en el que empezó a trabajar un grupo ejemplar de médicos, liderados por el profesor Ramón Usandizaga. Unas personas que supieron aunar sus esfuerzos, que lucharon denodadamente en busca de un objetivo común, mejorar la salud de las mujeres a lo largo de su vida, y muy especialmente durante el embarazo y el parto.

Hoy queremos dar gracias a Dios por estos años inmensamente prolíficos. Prolíficos por la gran cantidad de niños que la Maternidad ha visto y ayudado a nacer, pero también por las promociones de ginecólogos que se han formado entre sus paredes, en sus quirófanos y paritorios.

Hoy queremos dar gracias a Dios porque en estos 50 años, los médicos que hemos tenido la suerte de formarnos y especializarnos, o simplemente de trabajar en esta escuela, hemos tenido la oportunidad de aprender, de gozar y de sufrir, de hacer amigos eternos, de tener victorias y encajar derrotas, de salvar vidas y frustrarnos por no conseguirlo, de mirar de frente a la dicha y a la desdicha, de vivir mientras teníamos el gozo de asombrarnos con el milagro de la vida.

Hoy queremos pedir por aquellos compañeros que trabajaron a nuestro lado codo con codo durante tantos años, y que Dios reclamó para su Gloria, dejando un hueco enorme en nuestros corazones.

Hoy queremos dar gracias a Dios por el pasado y por el presente de nuestra Maternidad, y queremos pedir para que el futuro siga siendo igual de luminoso. Para que las siguientes promociones de médicos puedan seguir sintiéndose, como nosotros, profundamente orgullosas de formar parte de esta escuela, de esta familia.

Por la Iglesia, para que sepa ser guía y faro de los hombres de distintas razas y confesiones religiosas en la búsqueda de un mundo más justo, roguemos al señor.

En estos momentos especialmente difíciles para la paz, queremos pedir para que los médicos, con nuestra vocación de ayudar al que nos necesita, seamos capaces de transmitir al mundo valores de concordia y convivencia amistosa. Roguemos al señor.

Por las personas que sufren y necesitan atención en la Maternidad de la Paz. Para que además de una buena asistencia, encuentren cariño y comprensión, roguemos al señor.

Por los difuntos, muy especialmente por los compañeros que han compartido con nosotros  incontables horas de trabajo, esfuerzo y amistad, para que hayan encontrado merecido reposo en la gloria de Dios, roguemos al señor.

Por nosotros, para que Dios nos acompañe en nuestra vida diaria, de modo que sea fecunda, intensa y llena de dedicación a los que nos rodean, roguemos al señor.